Gracias a Elab, pude acceder sin ningún problema a la universidad en Escocia. La profesionalidad de los asesores y mentores, junto con su profundo conocimiento del proceso de admisión internacional, hizo que no tuviera que preocuparme por nada. Mientras mis compañeros, que también solicitaban plaza en universidades europeas, iban siempre perdidos y tenían que estar pendientes de todos los plazos por su cuenta, yo dormía tranquila sabiendo que podía confiar en mi asesor asignado por Elab. Ahora estoy cursando mi segundo año y, cada vez que alguien se queja del proceso de admisión, mi madre siempre dice: ‘Menos mal que elegimos Elab’.

Opinión de Rocío M.